"Marcas de guerra"- Don Benito. Frente Franquista.
“Todo llega para quien sabe esperar…” ¡Y cuánta razón tiene esa máxima! Parecía que los inconvenientes, los compromisos, el destino… Nos impedían calzarnos, de nuevo, las botas, coger el bastón y salir al campo, en mitad de la nada, a explorar. El teléfono sonó un viernes por la mañana. Era Pepe y, conociéndolo, ya tendría hora, lugar y fecha para documentar una nueva escapada. Al día siguiente, allí me encontraba yo, esperándolo. Una mañana fría de noviembre. La luna, aún, se mostraba imponente en el firmamento, pero ya se perfilaban los primeros tonos rojizos del amanecer y, como dicen por estas tierras, aún “no estaban puestas ni las calles”. Partimos con dirección a “Pegotes de Cámara”, el frente franquista. En la última visita, y debido a las altas temperaturas, solo pudimos visitar un par de búnkeres y refugios. Fue, más bien, cosa de Pepe, ya que sabía que me gustaría ver algo así y para quedarme “con la miel en los labios”. Sin embargo, allí nos encontrábamos de nuevo. El campo es un espectáculo en esta época del año. Verde, frondoso y exuberante como en un cuadro de Monet.
El objetivo de la ruta, era visitar y documentar la línea de búnkeres, refugios y parapetos del frente franquista a ese lado del Guadámez. Un río que ya se ha convertido en nuestro compañero, quien nos acompaña a un lado o al otro y, siempre, es testigo de cómo transitamos y recorremos sus fértiles tierras. La maleza casi nos llegaba a la altura de la cabeza. Como queriendo ocultar e interponerse entre nosotros para no dar con el primer búnker. De repente, aparecimos ante él. Allí estaba. Dándonos la bienvenida, una vez más. Agradecido de vernos, ya que, de no ser por gente como Pepe y Miguel, habrían caído en el olvido del tiempo. La entrada estaba despejada, como invitándonos a acceder a su interior y hacernos sentir como aquellos combatientes que, con tan poca edad, ya eran hombres curtidos y hechos a las inclemencias y obstáculos de la vida. Una vida que, por alguna extraña razón, y que algunos de ellos desconocían, les había hecho acabar en aquel infierno de hormigón. Luchando por los intereses de los de arriba, que los usaban como marionetas en un juego mortal.
Este nido ametrallador, ya conocido por nuestros seguidores. De la posición de Pegotes de Cámara, frente franquista de Don Benito. Es de visita obligatoria, como decirlo un precalentamiento para buscar escritos o detalles reflejados en sus paredes, de la época que fueron utilizados como defensas de esta posición. Como no. Lo mejor del día la compañía. El amigo Miguel y José Antonio. Autor del artículo que se expone y esta vez alguna foto. Gracias por estar en esta aventura.
Un extraño impulso me hizo quitarme la mochila y entrar. La puerta de acceso era la mitad de lo que fue en aquellos momentos, durante la contienda, por lo que, para acceder, había que agacharse. Una vez dentro, sientes ese silencio, ese vacío, ese eco y, un sentimiento, difícil de expresar. Al recorrer el pasillo, oscuro y lúgubre, que daba acceso a la sala de la ametralladora, un pequeño hilo de luz, como si se tratase de un pequeño rayo de esperanza para aquellos soldados, irrumpía en el interior de la cámara a través de las troneras.
Unas fotos, un texto, unos sentimientos. Mejor expresado… No tengo palabras.
Ese fue nuestro primer contacto con esos vestigios en aquella mañana. Continuamos perfilando la línea del frente. La hojarasca crujía con nuestro caminar y el sol nos acompañaba amenizándonos la marcha, con la poca fuerza que tiene en esta época del año, pero, suficiente para caldearnos. Paso a paso, ante nosotros, se presentaban más estructuras y restos de la arquitectura militar y, en todos ellos, ese mismo sentimiento de soledad. Eran lugares fríos, abandonados, cuyos únicos inquilinos eran los murciélagos y las salamanquesas que, más que salamanquesas, como le decía a Pepe; “eran cocodrilos”. Espacios que, un día, constituyeron auténticas viviendas y que se acostumbraron a las labores y hábitos cotidianos de personas que los convirtieron en su morada.
He aquí uno de los muchos inquilinos, que encontramos ese día en las vistas al interior de las fortificaciones. Y una foto de la panorámica del frente republicano de Sierra Ortiga, desde la posición franquista de Pegotes de Cámara.
Pero, sin duda, el que más me impresionó, de todos ellos, fue el que aún conservaba escritos, de aquellas personas, en sus paredes blanqueadas con cal. Eran grabados, hechos con incisión o a lápiz, que, todavía, preservaba el poco rastro de vida que quedaba en aquellos vestigios. Nombres, frases, fechas, dibujos… Manifestaban el pensar de esos soldados, el cómo pasaban las horas allí metidos, esperando la señal para atacar o, simplemente, vigilando. La excitación me hacía buscar en cada rincón del búnker, era como redescubrir antiguos tesoros que habían estado ocultos hasta que la persona indicada (en este caso, Miguel y Pepe, que ya los tenían documentados), apareciese. Pepe salió del angosto lugar para tomar aire, pero yo no pude resistirme a seguir buscando por aquellos muros. Y allí, en una estrecha esquina y casi borrado, en el espacio que daba acceso a las troneras, se encontraba; “Mirador del 12 Bon (Batallón)” Mi alegría no era comparable con nada del mundo, empecé a gritar llamando a Pepe. Cuando llegó, cuál fue su sorpresa al ver que, aquel grabado, no lo tenía documentado. Fue lo que más me gratificó de la ruta, haber podido aportar mi granito de arena a este proyecto. Un proyecto en el que ya me he involucrado y que me hace feliz poder compartirlo con ellos dos.
Se aprecia mal, pero fue una ilusión encontrarlo, cuando Jose Antonio, me llama, ni lo aprecie a la sentida, después poco a poco observaba y comencé a leer y coño hay estaba, años he listado esta defensa sin apreciar este inscrito, a los iguales otros que expondré en fotos, que gracias a José Antonio se ha podido ampliar. Fotografiando y adjuntado a los archivos guardados de otras visitas. Gracias.
Viva el 8.º Batallón. Si sé que es original el escrito, realizado por los soldados que allí estaban, durante la guerra civil.
Señores. Se intentó, aunque no lo crean. No obstante, lo mejor que he sacado de estas fotos en los escritos es la palabra “Ametralladora”. Bueno, seguro José Antonio, saco todo el significado de los escritos. Sin embargo, yo no lo apunte. En fin… pongan ustedes imaginación y saquen sus conclusiones.
Una de las paredes del Búnker, Escritas en casi toda su extensión, expondremos algunos de escritos plasmados, en fotos consecutivas, seguidamente.
Como se aprecia en estas fotos, que no son más que un pequeño intento de desglosar los escritos de la pared. Para que ustedes desgasten de ellos. Y lo que sí está claro de todo son los nombres, las iniciales en grandes y lo más de los más, en esa época también existía acoso literario, por llamarlo de alguna forma, como se aprecia en la foto de mano derecha, está muy claro, "Grajera el Maricón". A sí y sin más…
Está gozada, de exponer el dibujo en relieve, resaltado para poder ver mejor sus inscritos, su figura. Me quedo sorprendido. Cosas de José Antonio. Solo pienso en si aplicamos a todas las fotos, sería los más. Pero seguro tiene su trabajo, y de tiempo andamos jodidos. En fin, espero que la gocen como yo la he disfrutado. Va por ustedes.
Más ejemplos de los escritos encontrados. “Marcas de Guerra” Como el autor del artículo o titula. Nunca un título fue tan acertado.
Como imaginaran, hay muchas más que exponer, no obstante, creo que para se hagan la idea del buen día que gozamos, es suficiente. En próximas visitas más, lo puedo asegurar.
Y, así, terminó la escapada. Una vez más, debo darle las gracias a Pepe y a Miguel por seguir contando conmigo cada vez que salen a documentar posiciones y vestigios de los frentes extremeños. Es un orgullo para mí compartir esas rutas con ellos y, después, contar mi experiencia a través de la escritura, una de mis pasiones. El trabajo, no remunerado, que están llevando a cabo para dar a conocer ese periodo de la historia extremeña, que está borrado de muchos libros, es fascinante y, aunque se está logrando poco a poco, cada vez más gente se interesa por ello y, eso, ya es un gran paso. Todos estamos obligados a conocer nuestra historia y los hechos del pasado ya no se pueden cambiar, pero pueden enseñarnos qué cosas no se deben repetir.
Texto. José Antonio Calderón Burguillo.
Estudiante de Historia.
Editor: José Pecero Merchán. Guerracivilenbadajoz.com .es Fotos: José Pecero Merchán