Un Día, un niño, llamado David.
Visita guiada para David, el cual disfrutó de lo lindo, su cara de emoción y sorpresa lo dice todo.
Es muy curioso la forma, de ver las cosas, desde la vista de un niño que disfruta con entrar, salir, encontrar, gritar de viva voz allí, allí hay otro, que cuando los mayores vistamos estas zonas, pensando en realidad el porqué de su construcción.
Un niño que no sabe, que lo ve como un juego, como el que descubre algo, que para él ni suponer que esta hay, es lo más lindo que me ha ocurrido en algunas de las visitas guiadas.
Gracias, David, por darnos a entender otra forma de disfrutar de los vestigios, gracias por expresiones de alegría, de dudas al entrar en un búnker, de ese más y no puedo porque ya el cansancio nos puede.
Gracias por hacernos pasar un día inolvidable… un abrazo.