
Un Viaje a los Frenes Olvidados. Una Aventura por la Memoria.
28 May 2025
28 May 2025
Tras las Huellas del Frente de la Guerra Civil en Extremadura.
19 de mayo de 2009. Ese día, nos embarcamos en una fascinante jornada, siguiendo una ruta cuidadosamente preparada por el C.D. La Serena. Nuestro objetivo era explorar un tramo de la línea del frente franquista, un sistema defensivo clave establecido a lo largo de la vía férrea que conecta Castuera con Cabeza del Buey. Esta zona, en la comarca de La Serena, Extremadura, es un verdadero libro abierto de historia, con cicatrices aún visibles de la Guerra Civil española.
El Inicio del Recorrido: De Almorchón a la Ermita de Belén.
Partimos temprano, sobre las 7 de la mañana, rumbo a la estación de Almorchón, donde estacionamos nuestro vehículo.
Desde allí, iniciamos nuestra caminata de unos tres kilómetros por un camino asfaltado hasta la Ermita de Belén.
Esta ermita es un auténtico tesoro, no solo por su valor histórico sino por su significado. Su retablo, completamente reconstruido tras la devastación sufrida durante la Guerra Civil a manos de las milicias, es una muestra de resiliencia. La nave barroca es imponente, pero lo que realmente cautiva es su coqueto claustro templario, que data del año 1200.
Este claustro es un vestigio tangible de la presencia de la Orden del Temple en la región, añadiendo una capa de misterio y rica historia medieval al lugar. La ermita, con su arquitectura y su historia de destrucción y renacimiento, nos recordaba la fragilidad y la fortaleza del patrimonio.
En el interior, lo primero que llama la atención del espectador es el hermoso patio porticado que preside el centro de la estancia. Correspondiéndose con el mismo estilo austero del exterior, este patio de forma cuadrada consta de tres arcos de medio punto en cada lado cuadrado. Es de destacar las pequeñas dimensiones de las columnas que soportan el peso de los arcos, dando un aspecto de achaparramiento. Columnas cortas de forma octogonal y de fuste ancho poseen una ancha base que, al igual que el capitel, acentúa aún más este aspecto achaparrado, al mismo tiempo que contrasta con la amplitud de los arcos. Podríamos encontrarlo dentro del más sobrio estilo del Románico, carente de motivo decorativo alguno, ni en capiteles, ni en bases, ni en columnas, como es lo propio del más puro estilo Románico. (...) En el piso superior, arcos y columnas se disponen de la misma manera. Unas escaleras situadas a la derecha de la puerta que da acceso a la ermita suben hasta el piso superior. Alrededor del patio, y en ambos pisos, se disponen las dependencias del cuartel: dormitorios, cocinas, etc., donde la sobriedad y la austeridad son la nota predominante.
Caminando sobre Rieles: Tras la Línea del Frente
Continuamos nuestro camino siguiendo la antigua línea férrea, que se encuentra en un estado sorprendentemente bueno, lo que la hace ideal para recorrer en bicicleta, moto o incluso coche. Uno de los mayores encantos de esta ruta es la posibilidad de observar las ruinas de las casas de los obreros de RENFE.
Estas estructuras, que se suceden cada pocos kilómetros, son un recordatorio mudo de la vida cotidiana de las familias que trabajaban en el mantenimiento de esta vital arteria de comunicación. A pesar del deterioro interno, sus robustas fachadas exteriores se mantienen en pie, contándonos la historia de una época en la que el tren era el motor de la vida en estas tierras.
Aproximadamente a dos kilómetros de la ermita, a nuestra izquierda, se alzaba majestuoso el Pico de los Tiros, parte del conjunto de sierras del Castillo de Almonchón. Este imponente paisaje montañoso nos ofrecía un telón de fondo dramático a nuestro recorrido histórico. Unos cuatro kilómetros más adelante, hicimos un descubrimiento significativo: el primer nido de ametralladora franquista, ubicado a nuestra derecha. Estas fortificaciones, construidas tras la decisiva conquista de la línea férrea por el bando nacional en 1938, se conservan de forma notable. Aunque la entrada y las troneras estaban algo obstruidas por la vegetación, tras apartar algunas hierbas, pudimos apreciar y fotografiar estas impresionantes huellas del pasado militar. Estar allí, en medio de estas estructuras, nos permitía imaginar la intensidad de los combates que se libraron por el control de esta estratégica vía.
El nido de ametralladora franquista junto a la vía férrea entre Cabeza del Buey y Castuera es más que una simple estructura de hormigón en ruinas. Es un fragmento de la historia, un testimonio material de la Guerra Civil Española en Extremadura. Su estudio y conservación permiten entender mejor el desarrollo del conflicto en la región, las tácticas militares empleadas y, sobre todo, recordar a quienes vivieron y murieron en aquellos trágicos años. Estos restos nos invitan a reflexionar sobre el pasado para comprender el presente y valorar la paz.
Un Camino de Recuerdos y Reflexiones sobre la Memoria Histórica.
A pocos metros del nido de ametralladora, nos encontramos con una cruz conmemorativa. Este monolito recuerda a las personas de ideología de derechas que fueron fusiladas por las milicias en los días previos a la inminente llegada de las tropas franquistas a la zona. Este hallazgo nos invitó a una profunda reflexión sobre la importancia de la memoria histórica.
Con el triunfo franquista, se instauró una política de "memoria única". Cualquier atisbo de recuerdo republicano fue sistemáticamente borrado y reprimido. Los monumentos existentes fueron destruidos, los nombres de las calles cambiados y las fosas comunes de los republicanos condenadas al olvido. La dictadura impuso un relato hegemónico que criminalizaba al bando perdedor y glorificaba a los vencedores. La memoria republicana se vio forzada a la clandestinidad, al exilio y al ámbito privado de las familias, que guardaban en secreto las historias y los nombres de sus seres queridos represaliados.
No fue hasta la llegada de la Transición democrática que se abrieron las puertas a la recuperación de esta memoria silenciada. Asociaciones memorialistas, historiadores y, sobre todo, los familiares de las víctimas, iniciaron un arduo camino para desenterrar la verdad, exhumar fosas comunes y dignificar a los republicanos que lucharon y murieron por sus ideales. La promulgación de la Ley de Memoria Histórica en 2007, y su posterior desarrollo con la Ley de Memoria Democrática, ha supuesto un impulso institucional a este proceso de reparación y reconocimiento.
Adentrándonos más en lo que fue el frente franquista, localizamos dos casamatas. Una de ellas, ubicada en una finca privada, se encontraba en un excelente estado de conservación, lo que subraya la solidez de su construcción. La otra, a pocos metros de la vía, presentaba un mayor deterioro, pero, aun así, nos permitía apreciar su estructura original. Tras tomar las fotografías pertinentes y registrar las coordenadas GPS de estas fortificaciones, continuamos nuestro camino hacia Puerto Mejoral.
El Descanso en la Estación de El Quintillo y la Amabilidad de Puerto Mejoral.
Para llegar a Puerto Mejoral, alternamos entre caminos rurales y tramos sobre las propias vías del tren, cubriendo así casi dos kilómetros. Nuestro destino era la abandonada estación de El Quintillo, un lugar que, a pesar de su desuso, nos ofreció un refugio ideal para un merecido descanso. El intenso calor que nos acompañaba ese final de mañana nos había dejado agotados, y reponer fuerzas era esencial antes de proseguir.
Tras un breve respiro, continuamos por un camino que sale de la estación, cruzando a la izquierda por un paso a nivel. Esto nos llevó a una estupenda pista que nos conduciría directamente a Puerto Mejoral. El cansancio acumulado y el implacable calor del mediodía nos obligaron a acortar la ruta prevista, pero en Puerto Mejoral nos esperaba una grata sorpresa y un acto de amabilidad que agradeceríamos enormemente. Un amable habitante del lugar nos ofreció una refrescante cerveza sin alcohol y nos habló de las trincheras que se pueden observar desde la única calle central del pueblo, en Sierra Buitrera. Estas trincheras, nos aseguró, se encuentran en un excelente estado de conservación, lo que las convierte en un testimonio impresionante de la defensa del pueblo durante la guerra. Aunque nuestro agotamiento nos impidió visitarlas ese día, quedaron marcadas como un objetivo prioritario para una futura expedición, prometiendo una visión aún más profunda de las estrategias militares de la época.
Un Final de Jornada Inesperado y un Agradecimiento Especial.
La jornada no terminó como esperábamos. Después de una hora y media intentando sin éxito conseguir un coche que nos llevara de regreso a la estación de Almorchón (los autobuses no pasaban a esas horas y el teléfono de los taxis de Castuera comunicaba constantemente), recurrimos a un buen amigo: Juanjo Cabello. Profesor en Cabeza del Buey, Juanjo no dudó ni un segundo en venir a recogernos y acercarnos a nuestro coche. Su ayuda fue inestimable; sin él, el tiempo de espera en Puerto Mejoral habría sido interminable y la situación mucho más complicada. Desde aquí, un enorme agradecimiento para él por su desinteresada colaboración.
Tras compartir unas cervezas y un momento de camaradería, Juanjo se despidió para ir a sus clases, y nosotros, ya en nuestro vehículo, regresamos hacia Benquerencia. Allí disfrutamos de una excelente comida y un atento servicio en el Hotel/Restaurante "La Panadería", donde pudimos reponer completamente nuestras energías tras la intensa jornada.
Explorando la Sierra de Castuera y las Columnas Romanas de Trajano.
Con las fuerzas renovadas, nos dirigimos a Castuera para ascender a su sierra. Nuestro objetivo era fotografiar el puesto de vigía instalado allí durante la guerra, una posición estratégica que ofrecía una vista panorámica del entorno y era crucial para la observación del frente. Además, nos deleitamos observando las placas de piedra que componen el sendero de acceso, muchas de las cuales contenían impresionantes fósiles vegetales, revelando la antigua historia geológica de la región.
Nuestra última parada del día fue Zalamea de la Serena, donde tuvimos la oportunidad de admirar las impresionantes Columnas de Trajano. Estas majestuosas columnas, que probablemente formaron parte de un miliario romano indicando distancias en una calzada imperial, son un contraste fascinante con las huellas de la Guerra Civil, conectándonos con la profunda historia romana de Extremadura. Allí, también aprovechamos para saludar a nuestro amigo Lorenzo García. Finalmente, emprendimos el camino de regreso a casa, llegando alrededor de las 8 de la tarde, dando por concluida una jornada intensa y llena de descubrimientos, que no solo nos llevó por paisajes de gran belleza, sino que nos permitió conectar con diversas capas de la rica y a veces dura historia de Extremadura.
José Pecero Merchán.
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