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Don Benito. Pegotes de Cámara. Sin pensarlo dos veces, decidimos regresar...

20 Noviembre 2024
20 Noviembre 2024

Buenos días, amigos y seguidores de  
El pasado domingo 17 de noviembre, regresamos a Pegotes de Cámara con la ilusión de desvelar nuevos secretos de esta emblemática posición. Tras exploraciones previas, esta vez nos sumergimos en sus entrañas, descubriendo un tesoro oculto: inscripciones que los soldados de la Guerra Civil habían dejado plasmadas en las paredes.
En visitas anteriores, habíamos pasado por alto estas huellas del pasado, limitándonos a fotografías superficiales. Impulsados por la curiosidad, decidimos volver equipados con herramientas especiales para revelar los mensajes ocultos. Gracias a un novedoso software, similar a los utilizados en el estudio del arte rupestre, pudimos resaltar los escritos y dibujos, obteniendo resultados asombrosos.
Acompañados por José Antonio Calderón y Miguel Sánchez, emprendimos la aventura bajo un cielo amenazante. Sin embargo, la lluvia nos dio una tregua al cruzar Guareña. Al llegar a la posición, el primer nido de ametralladoras nos dio la bienvenida. Allí, compartí con mis compañeros la historia y la importancia estratégica de este lugar.
Dentro del búnker, la emoción se intensificó al encontrar las curiosas representaciones fálicas. Capturamos estas imágenes con el mayor cuidado, sin perturbar a los únicos habitantes del lugar: cuatro salamanquesas que, con su lentitud, contrastaban con la efervescencia de la batalla que antaño se vivió allí.
Ha sido una jornada inolvidable, llena de descubrimientos y satisfacciones. ¡Gracias a todos por acompañarnos en esta apasionante aventura!
EL PRIMER NIDO Y BÚNKER QUE VISITAMOS.
El primer búnker, ya conocido por todos los apasionados de la Guerra Civil en Badajoz, es el que mostramos en la fotografía. Su impresionante tronera nunca deja de asombrarme. Al adentrarnos en él, después de atravesar el austero habitáculo de la tropa, nos encontramos con una sorpresa: en la pared de la tronera, junto a dibujos originales de los soldados de la época, descubrimos otras inscripciones realizadas años más tarde, en 1962. ¡Una verdadera cápsula del tiempo que nos conecta con el pasado!

⁣ ⁣⁣ ⁣⁣ ⁣⁣Majestuoso.

Más allá de una simple imagen, la fotografía se convierte en un relato visual. La pared, con sus marcas y garabatos, es el lienzo sobre el que se escribe una historia sin palabras. Cada trazo es una pincelada que contribuye a un cuadro más grande, una narrativa que invita al espectador a completar los fragmentos faltantes con su propia imaginación.

⁣ ⁣⁣ Dibujo realizado por soldados que ocuparon este búnker.
 Las fotografías revelan una evolución en los mensajes inscritos en las paredes, desde los escritos espontáneos y emotivos de los soldados hasta las inscripciones más elaboradas y con carga sentimental o política. La presencia de un mensaje datado en 1962 destaca la longevidad de algunas de estas marcas. Es sorprendente cómo, a pesar del paso del tiempo y del vandalismo, muchas de estas estructuras se encuentran en buen estado de conservación. Cada inscripción, ya sea un nombre, una fecha o una frase completa, es un testimonio del pasado y un recordatorio de la importancia de preservar nuestro patrimonio cultural.

Escritos realizados por personas, en años posteriores. Apreciamos, difusamente, el de 1962 en letra negra.
EL SEGUNDO BÚNKER QUE VISITAMOS.
El segundo búnker se revelaba como una caja fuerte de secretos enterrados. Sus gruesas paredes y su oscura boca de entrada, sin troneras, prometían una historia cautivadora, pero en su interior solo encontramos el eco de un pasado silencioso. Una simple anilla, oxidada por el tiempo, era el único testigo de aquellas jornadas de guerra.

 

⁣ La imagen revela la entrada de un búnker, hábilmente camuflado por la naturaleza y el paso del tiempo. Su estado actual, con la entrada parcialmente oculta por vegetación y signos de deterioro, lo convierte en un vestigio de un pasado conflictivo. La ausencia de troneras y la presencia de una capa de piedras sobre el hormigón, combinadas con su profundidad, sugieren que este refugio subterráneo fue concebido con un propósito específico: proteger a personal de alto rango o soldados de tropas de ataques aéreos. La chimenea interior refuerza esta hipótesis, ya que habría sido esencial para garantizar la ventilación y evitar la acumulación de gases tóxicos. Su diseño discreto, pensado para pasar desapercibido en el entorno natural, lo convierte en un testimonio silencioso de una época marcada por la guerra.

Al adentrarnos en el búnker, la oscuridad es parcial. Solo la luz de unas linternas revela con claridad una estancia rectangular, húmeda y con un hedor a tierra mojada. En la pared destaca una anilla de hierro, testigo silencioso de las horas interminables que se habrán pasado en este lugar. Las paredes de hormigón, desnudas y manchadas por la humedad, parecen absorber el sonido de cada paso, creando una atmósfera opresiva y cargada de historia.

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Anilla en la pared, como comenté anteriormente.

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El búnker sigue siendo un ecosistema vivo, donde la naturaleza ha reclamado su espacio.En el techo, como sombras oscuras, se agrupan murciélagos, que al sentir nuestra presencia uno inicia un vuelo desorientado.En las paredes, de hormigón, encontramos lagartijas de un tamaño sorprendente, sus ojos brillantes reflejan la luz de nuestras linternas.Estas criaturas, adaptadas a la oscuridad y a la humedad, han convertido este antiguo refugio en su hogar. Y yo sigo sin superar esto, ME DA PÁNICO, pero las ganas de investigar y documentar, estos vestigios me pueden más que el miedo, porque en verdad es miedo. Gracias a Miguel Sánchez y José Antonio Calderón, ha sido posible realizar estas fotos, pues se adentraron antes que yo, aunque alguna sorpresa me esperaba dentro, pero en compañía el miedo se deduce. O eso creo yo.

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Hoy, el búnker es un santuario para criaturas más pequeñas: lagartijas que se deslizan por sus muros y murciélagos que revolotean en la penumbra, interrumpidos solo por nuestra breve visita.
 EL TERCERO QUE VISITAMOS.
Este tercer búnker que visitamos es muy especial para mí. Fue la primera vez que vi una tronera en un búnker, y la experiencia fue realmente impresionante. Entramos a través de una trinchera estrecha, de unos 2 o 3 metros, que nos condujo a una sala bastante amplia destinada al descanso de la tropa. La sala contaba con una pequeña chimenea, lo que seguramente ofrecía un poco de calidez y confort en medio de las duras condiciones de la guerra.
Desde esta sala, un túnel de comunicación de unos 4 metros de longitud conectaba con la tronera. Este túnel estaba muy bien construido, permitiendo una defensa efectiva de todo el terreno circundante. La precisión y el detalle en la construcción reflejan la importancia estratégica de esta posición.
Hoy, sin embargo, vamos a centrarnos en los dibujos que adornan las paredes de estos búnkeres. Estos grafitis, realizados por los soldados que habitaron estas posiciones, son un testimonio vivo de su presencia y sus experiencias. Cada trazo y cada figura en las paredes cuentan una historia, proporcionando una conexión directa y humana con el pasado.
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 En estas dos fotografías, podemos apreciar la entrada del búnker y el nido de ametralladora, así como la primera pared, donde encontramos las primeras pinturas junto a la chimenea. En la imagen, la chimenea se encuentra a la derecha. Nos detuvimos un momento para observar un escrito que parece ser una especie de apuntes de cuentas. También hay una suma que se ve muy difusa, aunque la fotografía no logró captarla con claridad.

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Además, encontramos un dibujo de un pene, algo que parece ser común en todos los búnkeres que hemos visitado. Abajo, se puede ver una letra "P". A simple vista, no soy capaz de percibir más detalles en la foto. Intenté aplicar algunos filtros de programas de edición, pero sin mucho éxito. La verdad es que estos programas son caros y el presupuesto de la web no permite tales caprichos. Disculpen, pero el presupuesto es cero.

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Una vez documentada esta pared dentro de la sala de descanso de la tropa, no pudimos atravesar el túnel que nos lleva a la tronera de disparos, donde encontraríamos más dibujos.
Por cierto, hoy el túnel que lleva a la tronera estaba lleno de lagartijas. Una de ellas cayó justo delante de mí, y si me hubiera caído encima, ¡me muero del susto! No os imagináis el sobresalto que me llevé. Salí corriendo y pegué un grito tan fuerte que hasta asusté a mis compañeros

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En esta fotografía podemos apreciar unas iniciales escritas en la pared. Al llegar al nido de ametralladora, específicamente en la zona de las troneras, hemos capturado la imagen original y también una versión a la que he aplicado varios filtros.
Aunque intenté mejorar la visibilidad de las inscripciones con estos filtros, los resultados no siempre fueron los esperados. Los programas de edición son costosos y el presupuesto de nuestra web no nos permite lujos. Disculpen, pero actualmente no contamos con recursos adicionales.
En la fotografía en blanco y negro, se pueden distinguir las iniciales "JMD" o "JMB". Aunque tengo algunas dudas sobre la exactitud de las letras, hay una cosa que está clara: las iniciales "JV" aparecen junto a las anteriores "JM". La diferencia entre la foto en blanco y negro y la versión con contraste aplicado, que se encuentra más abajo, permite apreciar estos detalles con mayor claridad.

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Aquí nos encontramos con otra pintura, situada junto a las fotos con las iniciales. Siempre que hemos pasado por aquí, hemos visto que se trata de una figura, por llamarla de alguna manera, que destaca principalmente por el pene, que es lo más llamativo. La cabeza es bastante pequeña en comparación, pero bueno, es un dibujo con una escritura al lado.
Vamos a intentar descifrar lo que pone, ya que en la mano izquierda, donde termina el supuesto pene, también hay otra pintura con algunas letras.

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 En la primera foto, que vemos en la imagen original, no se aprecia bien el dibujo. Simplemente, se ve desde lejos y no se distinguen claramente la cabeza del muñeco ni las letras. Sin embargo, vamos a seguir adelante.

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 Aplicando algunos filtros de programas de pago que ofrecen pruebas gratuitas, he logrado algunos avances. Aunque los resultados son modestos, al menos ahora se distinguen mejor la cabeza y las letras, haciéndolas un poco más legibles. Sin embargo, hoy me siento algo desilusionado porque, a medida que uso estos recursos, los resultados de los filtros parecen empeorar. Además, los programas solo ofrecen una o dos oportunidades antes de que se acabe la prueba gratuita.

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Ya centrados en la parte del dibujo, con estas letras. También en esta fotografía que presento, se pueden ver letras en la parte izquierda, aunque están un poco más difusas que las otras. Esto nos muestra que las pinturas de la época a menudo incluían elementos sexuales. Hay que tener en cuenta que la tropa era joven, con edades entre los 18 y veintitantos años, una edad un poco bravía. Es comprensible que los dibujos se centraran en estos temas, especialmente considerando que la cultura en esa época era limitada en este lado del frente y muchos de los soldados no tuvieron la oportunidad de ir a la escuela.
Por lo tanto, es normal que sus pensamientos estuvieran ocupados por lo que tenían a su alcance: mujeres. Así es el ser humano. De todas formas, esta posición, como ya he mencionado, está bastante llena de pintadas, de penes y de otros elementos relacionados con la sexualidad.

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En la creación de la parte derecha, según José Antonio.
Texto. llo asi con la puntita.

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Bueno, ya tenemos listo el tercer búnker. Hemos hecho lo que hemos podido y ahora nos dirigimos en busca del cuarto. Aquí estoy yo, Pepe Pecero, saliendo del búnker aún con el susto en el cuerpo por la lagartija, como conté antes. Pero con muchas ganas de seguir explorando y ver qué descubrimos en el próximo sitio.
El día está, resultando estupendo. Caminar por aquí es una gozada; la hierba otoñal está en su máximo esplendor. Incluso vemos un poco de jara, con sus hojas impregnadas de resina de aceite. Realmente está, siendo un día inolvidable. La compañía de mis amigos Miguel Sánchez y José Antonio Calderón hace que la experiencia sea aún mejor.
EL CUARTO QUE VISITAMOS.

 

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Tras visitar tres búnkeres hoy, nos adentramos en el cuarto con la esperanza de hallar nuevos descubrimientos. Sabíamos, por experiencias previas, que este lugar guardaba más secretos en sus paredes. Nuestro objetivo es desvelar algunas de estas incógnitas.

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Una característica distintiva de este búnker es su entrada, casi completamente obstruida por la tierra. Para acceder, hay que arrastrarse. Una vez dentro, encontramos la sala de descanso, con una chimenea claramente visible en las fotos. En las paredes de esta sala, descubrimos numerosos escritos, como era de esperar en esta ubicación. Sin embargo, en la sala posterior, a pesar de una búsqueda exhaustiva, no hallamos nada.
La fauna local, especialmente los jabalíes, ha dejado su huella en el lugar, utilizando este vestigio como refugio. Al salir de la sala con los escritos, llegamos al nido de ametralladora. Aquí encontramos más grafitis, incluyendo uno que mencionaba al 'octavo batallón del Castilla’, el cual analizaremos más adelante. Como es habitual en estos sitios, también hallamos los característicos dibujos fálicos en las paredes.

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Las imponentes iniciales "JGG", plasmadas en mayúsculas y con una caligrafía de marcado carácter histórico, constituyen uno de los elementos más destacados de este documento. La escritura, con sus trazos cuidados y formas redondeadas, revela la exigencia de una educación básica en una época en la que la alfabetización era un privilegio reservado a unos pocos. Estas características gráficas nos transportan a un tiempo en el que la caligrafía era valorada como una expresión artística y un signo de distinción social.

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Mientras recorremos el interior del búnker, la mirada se posa en las paredes. Allí, como si de un diario personal se tratara, encontramos los nombres de Antonio González y Jerónimo Pérez. Dos jóvenes soldados que, al igual que tantos otros, vivieron en este lugar durante la cruenta Guerra Civil. Al contemplar sus nombres, no podemos evitar preguntarnos: ¿Cómo eran? ¿Qué los llevó a luchar? ¿Qué sueños tenían? Y, sobre todo, ¿sobrevivieron a la guerra? Cada nombre inscrito en esta pared es una historia sin terminar, un enigma que nos invita a imaginar los destinos cruzados de aquellos que habitaron este lugar.

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Uno de los detalles más llamativos que encontramos en el interior del búnker, concretamente en la pared de la chimenea, como se aprecia en esta fotografía, es la inscripción 'Gragera el Maricón'. Resulta sorprendente comprobar cómo esta expresión, tan cargada de odio y prejuicio, sigue estando presente en nuestra sociedad. Hoy en día, nos encontramos con pintadas similares en cualquier rincón, un claro indicio de que ciertos patrones de comportamiento no han cambiado a lo largo del tiempo. Desde insultos y descalificaciones hasta declaraciones de amor, las palabras escritas en las paredes reflejan la complejidad y la diversidad de nuestras emociones y pensamientos. En el caso que nos ocupa, la inscripción dirigida al soldado evidencia una vez más la tendencia a utilizar el lenguaje como arma para denigrar y humillar al otro.

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Un escrito más, en la pared de la chimenea, complementa la escena. El nido de ametralladora, con sus amenazantes troneras, es el protagonista indiscutible. Estas aberturas, en su día escupidoras de fuego, nos transportan a una época de horror. Los dibujos, aunque menos abundantes, se concentran cerca de la chimenea, enriqueciendo este testimonio gráfico de la guerra.
 Como en las imágenes previas que compartimos sobre la pared de la chimenea, estas fotografías son capturas directas de nuestro artículo. Marcas de guerra.Publicado en nuestra web, y al no obtener la calidad deseada, he optado por publicar las mismas. Nos trasladamos ahora al corazón del búnker: las troneras del nido de ametralladora. Las imágenes que siguen ofrecen una perspectiva íntima de este espacio, testigo mudo de un pasado convulso.
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Encontramos un texto algo borroso donde se menciona el "mirador del 12 batallón". Este batallón, perteneciente al Regimiento Castilla 3, fue reorganizado tras la toma de Badajoz por los franquistas y destinado a los frentes extremeños y cordobeses. Estos batallones, compuestos principalmente por soldados de quintas, y reforzados por tropas moras, falangistas y requetés, rotaban constantemente entre primera línea, reserva y descanso, a lo largo de los frentes extremeños y cordobeses, entre septiembre de 1936 y julio de 1938. Esta dinámica de rotación era necesaria para mantener las líneas del frente y permitir el descanso y reabastecimiento de las tropas.

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La inscripción 'Viva el 8.º Batallón' es un valioso documento histórico que nos permite vislumbrar el espíritu de combate y la camaradería que reinaban entre los soldados del 8.º Batallón. Estas palabras, grabadas en un lugar tan simbólico como un mirador, son un reflejo de la intensa experiencia bélica que vivieron.

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En esta imagen se aprecia claramente la inscripción 'ametralladora'. Las letras, aunque desgastadas por el tiempo, son aún legibles y revelan el uso original de este espacio. La caligrafía y el tipo de letra empleado nos ofrecen pistas sobre la época y las condiciones en las que fue realizada.

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 Al igual que en otros búnkeres, las paredes de este nido ametrallador se ven adornadas con las enigmáticas pinturas de penes que tanto nos ha intrigado este tiempo. Para desentrañar el significado de estos símbolos, recurrí a la inteligencia artificial, la cual sugiere que…

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 Respuesta de la IA sobre las pinturas de los penes en las paredes, hecha por los soldados en la guerra civil española. Frente Extremeño de Don Benito. Zona franquista:
La relevancia de esta imagen radica en que estos dibujos fueron realizados por soldados durante la Guerra Civil Española. Los soldados a menudo grababan o pintaban figuras fálicas en las paredes de los búnkeres y otros lugares donde se encontraban. Este tipo de grafiti puede tener varias explicaciones:
  1. Desahogo Psicológico: Los soldados vivían en condiciones extremadamente estresantes y peligrosas. Dibujar figuras fálicas podría haber sido una forma de desahogo psicológico, una manera de lidiar con el estrés y la ansiedad.
  2. Humor y camaradería: Los dibujos fálicos pueden haber servido como una forma de humor entre los soldados, ayudando a mantener la moral y la camaradería en un ambiente hostil.
  3. Marcaje de Territorio: En algunos casos, estos dibujos pueden haber sido una forma de marcar territorio o dejar una huella personal en el lugar donde estaban estacionados.
  4. Expresión de masculinidad: Los dibujos fálicos también pueden ser interpretados como una expresión de masculinidad, algo que podría haber sido importante en un entorno predominantemente masculino y militar.
Estos grafitis son interesantes desde un punto de vista histórico y antropológico, ya que ofrecen una visión de la vida cotidiana y la psicología de los soldados durante la guerra.
José Pecero.

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